miércoles, 16 de octubre de 2013

De lo que pasa esta noche (y en la vida universitaria)

Ese momento en que suenan las cosas es algo que parece que la universidad no conoce. Ese momento en que re-conoces los cascabeles, que el espíritu se eleva y que el tiempo flota en el infinito, porque en verdá, ¿qué importa si hay tiempo? Y es que acaso no se trata sobretodo de eso, de esos sentires, los que son de adentro hacia afuera, que desbordan y que impulsan a dirigir los ojos hacia el mar. La lástima es que la universidad y muchas veces el mundo, no entienda que hay que vivir finalmente más a esos ritmos, con los propios compases, los que se marcan por dentro, de la guata al pecho y no al tictac de los relojes. Porque si es que somos máquinas, es sólo en que tenemos un propósito y en que todos juntos encajamos perfecto, pero en ningún caso para homogenizarnos, ni para ignorar (y peor aun, destruir) nuestros espíritus.

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