viernes, 27 de febrero de 2009

Azul por amarillo: una decepción mejor.


Sí, pasó. Pasó lo que tenía que pasar. Y ya está bien, ya no me causa ni dolor, ni rabia, ni nada... sólo es una molestía por saber que aquella herida que ya está cerrando hace tiempo, se volvera un cicatriz que estará para siempre ahí con ese feo aspecto.

Ya supe toda la verdad; y cuando yo pedía pruebas de que podía creer, la vida decidió demostrarme que mi racionalidad estaba en lo correcto. Es como si mientras pintaras la acuarela de tu vida, quisieras amarillo y la vida te entregará azul, porque sabe que será lo mejor. Y es que aunque no me gusta el azul, es celeste es lindo y si le hecho un poco de blanco, veo claramente que Dios quería que dejará aquella historia atrás; ya no valía seguir sufriendo por algo tan muerto y acabado. Porque es claro que no tiene sentido vivir en una mentira, ni menos creer en un mentiroso. Pues si la sinceridad a veces es transparente y deja ver los colores del arcoiris a travez de su lente, la mentira siempre te muestra un arcoiris que aunque puede ser más bello, no existe; no, no.

Así pues, aunque rompas la mayor de las ilusiones y la esperanza pase a ser una tontería, la vida hace todo lo correcto en darte azul.

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