lunes, 4 de abril de 2011

Lo único que queda.

Van a ser las cuatro de la mañana. Suenan de esos ruidos languidos, como llevados por el tiempo o traídos desde lo más profundo del estómago de un ser humano. La vida sigue siendo la vida. Y vamos que nosotros no parecemos cambiar mucho o más bien, el mundo no deja cambiarnos. Es hora de sacarse la rapo, es hora de irse a dormir. Al fin podremos recostarnos, dejarnos sobre las mantas y respirar serenos mientras nada más que esas mismoas ruidos, propensos de la noche y de estas cuatro de la mañana, nos acompañan porque los buscamos para hacer más compañero al aire y sumergidos en nuestros pensamientos, olvidarnos de los mismos y sentirnos, porque lo único que queda es sentir.

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