martes, 18 de mayo de 2010

nosesiseentiendeperoesalgoraro.


No es que nunca me hayan resfrgado la cara sobre el cadaver de un muerto en batalla, no es que nunca me hayan asotado la cabeza contra el casi toro de piedra de la entrada de Salamanca. No es eso.
Es tan sólo que no me desencanto, no me vuelvo desengañado, no pierdo la esperanza.
Y aunque claro que la vida miles de veces me ha hecho zancadillas y me ha dejado botado en medio del barro y la bosta, no estoy dispuesto a ceder.
No es que no sepa la verdad, no es que no entienda la realidad, no es que me niege a abrir los ojos o a no mirar sin ponerme lentes de sol.
Es únicamente no extraviar la esperanza, no darse por vencido, no dejarme vencer a la amargura.
Es el suspiro contante de una realidad anhelada.

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