viernes, 11 de septiembre de 2009

Y eso que son tan sólo diez.

Me quedan diez minutos y aunque no se de que escribir, como que mis dedos tienen nausea. Será que quieren vomitar toda la tinta que guardan.
A veces me confundo con todo esto. Más aun con la vida. En qué momento mi mente decidió ser lo que es? Digo, si uno no eligue a los padres, mucho menos eligue los plieges que tendrá su cerebro. Entonces, por qué este seudo literato con arranques de ingeniero que quiere salvar el mundo no logra salir de ese existencialismo, que no lo deja dar un respiro sin antes haber pensado al menos un millón de cosas?
Me pregunto si acaso el corazón por si solo no puede manejar dudas. Tal vez por esa razón el alma es libre. Finalmente el mate es quien mata, atandote al piso y no permitiendote escapar por los cielos. Entonces, si hay algo que puedo hacer, es botar mi cerebro y darte mi corazón. Te amo (los amo) y en eso no hay duda.

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