lunes, 9 de septiembre de 2013

L.

Quise hacerte un carta. Lo prometo. Quise hacerla.

Y debería. Debería haberte escrito en algunas hojas sueltas, pálidas e inertes. Debería haberle dado alguna vida a todas las cosas que volaban sueltas en mi cabeza desde hace ya días. ¿Realmente seré uno más de esos idiotas que únicamente se dan cuenta de lo que tienen cuando se les va?

No quiero creerlo.

No he dejado de pensar en las últimas horas (y por horas hablo de los pocas horas que me duró este findesemana). Pensaba y se me hacían imágenes de todos los maravillosos momentos que tuve la suerte de vivir contigo. Eres una bendición. Cada historia terminaba en una pequeña sonrisa. Algunas veces más triste la sonrisa, bañada de nostalgia. Otras una sonrisa contenta, repletando el corazón del amor que tú me diste. Tenemos tantos momentos que se me pasó el tiempo pensando en la vida que construímos en estos cortitos tres meses y un poco más.

Me acuerdo como me miraban tus ojos cuando me pillabas pensando. De esa mirada tan tuya y tan mía, que no sé si alguien más en el mundo conoce o va a conocer algún día.

Te miro a lo lejos y te amo. Te amo con la infinidad de quién no se permite ni siquiera recibirte/darte las gracias, porque lo nuestro no se trata de eso. Te amo con la constancia de quienes no son capaces de separarse porque si hay que sufrir, suframos, pero que al menos podamos hacerlo juntos. Te amo con el amor que tú me enseñaste a amar y que juntos creamos y cultivamos día a día. Te amo como solamente se ama a quien se ama, cuando es uno, único y nada más en el mundo.

Te amo a la distancia y miro hacia adelante. Porque quiero creer que si decidimos seguir fue por eso. Porque tú me lo prometiste y yo te lo prometo a ti. Vamos con fuerza, con toda la fuerza a luchar hacia adelante, por nosotros, por el uno y por el otro, cada quién con su historia, con su vida, para poder compartirla y juntos hacer la nuestra. Nuestra vida que no es de América, ni menos de Norteamérica o Sudamérica. Nuestra vida que no conoce de distancia, ni de tiempos. Nuestra vida que más pronto que con la llegada de tu avión a Toronto, ya ha comenzado a aprender lo que es estar en la incertidumbre y como juntos nos adentraremos a amar en esos mundos.

Te amo, vida mía. Te amo porque creo completamente en ti, porque veo en tu vida y en todo lo que te propones, en lo que luchas, en lo que sueñas, en lo que temes y en lo que amas; veo en toda tu vida a la mujer que amo. A la mujer que amo con mi alma, mi mente, mi pecho, mi guata y todo mi cuerpo. A la mujer que es parte de mi vida y hace día a día mucho de lo que es de ella.

Te amo, porque juntos aprendimos a ser grandes, de esos grandes que lloran juntos y saben así pasar las penas, y que luego son felices pudiendo despedirse sin separarse, sintiendo cuánto se aman y como nada es capaz de terminar con eso.

Te amo, porque te amo y porque amo amarte y amarte es porque te amo.

Te amo y ya nada importa, porque sólo contigo, sólo contigo puedo estar en esta incertidumbre, tranquilo; viviendo la pena juntos, luchando juntos, creyendo juntos y esperando más juntos aún.

Te amo, infinitamente, hoy y siempre. Te amo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario