miércoles, 27 de mayo de 2009

Baúl del saber con CANDADO (y un cartel de peligro)

Parece que cuando uno sabe algunas cosas lo único que logra es ponerse un poco más tonto. Sí, suena tontísimo, pero en el fondo y en la práctica parece ser más que cierto.
Antes no sabía, antes simplemente hacía. Hoy lo se, hoy lo entiendo, hoy no se si lo hago tanto como debería.
Entonces, dónde está el límite?
Ay! Esto si que es complicado. No es tan simple como sacarle la deribada, integrarlo o bla bla blah! No es tampoco buscarle el referente, analizar si el narrador es heterodiegético o si el texto es carmínico, apelativo o enunciativo. No basta con entender que estamos formados por células, eucariontes todas, pero cada cual con especificidad y miles de componentes internos (no vale la pena mencionar todos, pero por lo menos recordar: mitocondrias, centriolos, cromatina, aquaporinas... demases). No sirve entender la ley de la oferta, la de la demanda, el equilibrio de mercado, todas las elasticidades; no, no, no. Es mucho mas complicado que tomar un cuaderno, sentarse frente a él, leer y estudiar y despues de un rato sabertelo todo. Ni siquiera es comparable con el peor de los ramos o materias. Esto no tiene una respuesta así nada más.
Pero saben que más... no me interesa, total puedo vivir con aquel baúl de incrustaciones de plata y diamantes cerrado. Sólo ire a comprar un candado, escribir un cartel que diga PELIGRO y pegarselo sobre la incripción en letras de oro que dice en cursiva "Baúl del Saber".

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