martes, 17 de marzo de 2009

Soy así... perdón.

Querer sentir al otro. Volverte un triste psicópata, que lo único que anhela es aquel sutil detalle que sólo tú extrañas -pues sólo tú conoces- del otro.
Eso pasa y eso demuestra que amo.
Extraño y amo. Son tanto, que ya pasaron a ser parte de mis entrañas y cuando alguno falta necesito de aquel único y privado que es.
Soy aquel freak que no quiere a la persona, sino que ya pasa a ser más que sólo eso, extrañas su respiración, su olor, la temperatura que únicamente aquel tenía en el brazo, el pelo que exclusivamente a ella se le escapaba de la cabeza, la nariz que es perfecta tan sólo en ese rostro.
Es tan profundo y tan real TU unión por el otro y con el otro, que necesitas de aquello que en realidad es lo más minimo, pero que para ti es, en realidad, lo máximo.
Esas minusculas pecas que inundan su rostro, ese pulgar especial de su mano derecha, aquellas cejas chasconas que ella peinaba, esa suavidad casi tenebrosa y atrapante de su brazo, aquel brillo que tan sólo tú sabes en sus ojos y su gigantesca sonrisa... TODO, pero nada.
Así entonces, soy el psicópata perfecto, que conoce cada detalle de su victima, pero que, a su vez, necesita tanto del detalle que empieza a sufrir por no poder vivir sin él.
Que estúpido! Que estúpido ser tan fácil de enamorar, ser tan fácil de cegar y que no te importe nada, que dejes de lado incluso a ti mismo, porque ya el otro paso a ser más para ti con tan sólo su tan perfecto detalle.

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