martes, 28 de abril de 2009

Advertencia: cuesta ganarse su confianza.

Debería ponerme un cartel en la frente que dijera aquello que expone el título. Y es que me he dado cuenta que es mucho más díficil de lo que pense. Y no quiero encontrarle causa ni nada, porque probablemente ya se me vienen muchas ideas a la cabeza con sólo mencionar la idea de un culpable; se me vienen tantas cosas a la mente que en verdad no vale la pena y menos aun si sólo son malos recuerdos. Está bien y ya soy una persona desconfiada (aunque no, luego explicaré), por ahora es así y quizá mañana no lo sea; no lo sé y en realidad, espero no saberlo tampoco, ya que perdería el encanto.
Así se relata: conoces a alguién, te muestras tal cual eres (ahí si confías) y si las cosas se dan compartes con este nuevo ser, pero no va más allá de darle tu confianza. En realidad confías, eres por momentos confiado, pero en aquel instante, cuando tu racionalidad te lo pide te lo exige y te grita en el oido "ya weón, atina, es peligroso, puedes sufrir !¨; ahí es cuando la confianza se límita y te vuelves frío, no cambias, pero los lentes se cristalizan y enfrián lo que ves, lo que observas y tu análisis intenta por sobretodo superar en desmedida lo precario. Entonces, no me entrego por completo y me juzgo.
No está para nada tan bien. Tengo concepción de martir. Preferimos morir en el intento. Y en realidad me carga de otra forma, porque aunque no lo paresca, dudo que seas completamente libre o te sientas si ninguna represión, siendo que en realidad tu cerebro te obliga a mirar y calcular todo.
PUAJ! Vomito ahora y me comprometo a luchar contra eso. Me comprometo a luchar contra eso y de no conseguir el cometido, pegarme un cartel en la frente que diga con luces fluorescentes y harta parafernalia (digna de cabaret y precaución) "ADVERTENCIA: cuesta ganarse su confianza o realmente no confía".


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