lunes, 6 de abril de 2009

Antigua vida mía.


Das un salto y simplemente cambias a un nuevo mundo. Todo lo que parecias tener por concreto, todo aquello que ya habias dudado lo suficiente como para poder darlo por seguro, ya no lo es tanto.
Cuando comienzas esa nueva vida, todo es lindo y de verdad te entusiasma, mas no puedes dejar de extrañar, aquella antigua vida que guardabas. Y así es que tratas de recuperarla en parte, pero parece que no se puede, parece que esa vida ya no existe, que esa antigua vida tuya, ya no es más tuya. Lo ves, sufres, sobras a esa nueva realidad de la antigua, de la que tu conosciste; chapoteas como pez sobre una cacerola y no quieres, no quieres darte cuenta de que ya no estas donde hace un tiempo podias estar y estaba bien estar, ya no está bien estar y no estás.
Entonces, recuerdas este nuevo mundo, y temeroso, por no conocerlo aun, por sólo tener aquella primera impresion, la impresion de caras y no corazones, comienzas a comprender que quizá es esa la única realidad que ahora te toca y que aunque te mate el corazón, la vida no te deja más oportunidad que irte a la mierda para luego pararte en este nuevo mundo tuyo.

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