martes, 28 de abril de 2009

Yo, tú, él, Peter.

Te va a cobrar la cuenta el ser así. Realmente no se como pueden siempre soportar a ese cabro chico. Realmemnte tienes que dejar de ser así; está bien por momentos, pero cómo puede ser que por cosas tan absurdas y pequeñas hagas tanto lio. Tan sólo un niño pequeño puede serlo y tú no lo eres, entiendelo de una vez. No eres un niño.
Algún día ese muchachito realmente hartará a todos, con sus excentricidades y mañas. Verdaderamente me cuesta entender como lo han soportado hasta el día de hoy. Tengo que saber desechar ese bobo complejo de Peter Pan. Ya no eres un niño. Si de verdad espero poder seguir siendo así, tengo que ser realmente ingenuo, pues cuesta creer que alguién entienda como te comportas.
Hoy diste la gota que derramó el vaso, aun me cuesta creer lo que pasó. Y es más, no puedo comprender que aun mantenga ese infantil sentimiento en mi pecho. Esta vez claramente no era tanto un juego, ese niño era más bien real y es ahí cuando se va de las manos. No puede ser. Me resultas realmente estúpido.
Tú y tus canciones, tú y tus gritos, tú y ese infernal modo de creer que todos aquellos a quienes aman y que, al menos, te quieren -yo diría más, en base a los hechos-, deben sorportar tus niñerias. Entiéndelo y cambia; basta de eso, hay un límite. Por momentos, me lo pido como un favor: cambia. De otro modo, aquel niñito de papá quedará absolutamente solo.
Me cuesta y yo mismo lo sé y lo entiendo. Está bien, hay cosas que están bien. No transo mi inocencia adquirida o esa peligrosa ilusión que aun me atrevo a tener. Pero en casos como los de hoy, realmente es que ya se ha salido de control, alguién tiene que domar a ese mocoso. No sé bien cómo, pero busca el punto justo -el equilibrio- y aplícalo. Tú eres el único que sabe hasta donde puede volar realmente ese Peter Pan.

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