martes, 31 de mayo de 2011

Tildes.
























A veces, me pregunto si de verdà soy lo que soy o es lo que es. A veces me pregunto si al cerrar los ojos la realidad es màs real. A veces me pregunto que si acaso al dar vueltas los tildes, tambièn se daràn vuelta el mundo y el corazòn que pierde la razòn o màs bien nunca la ha tenido, con tal la recobra o parece al menos tener algo màs de sentido.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Sólo quiero decir que aunque fluye, corre, a veces sólo es hora de decir buenas noches, ponerse el pijama y meter los pìes fríos dentro de la cama.

martes, 17 de mayo de 2011

Conversando.

- Te ha pasado que quieres llorar sin saber por qué ?
- Dicen que es algo común a esta hora de la noche, no te preocupes, es super normal que te pase.
- Dime, si es tan común, qué se hace ?

La mentira.


A veces no te crees. Es como leer la carta de alguien más a quien sólo el tiempo y el dolor de la vida te demostró que no valía la pena, que era una mentira. Consiste en releerte; sí, en esa sencilla tarea de leer lo que anteriormente escribiste. No importa el tiempo, no importa el sentido, no importa la edad, ni la luz, ni la distancia, ni el ritmo. Tan sólo es que no te crees, es que cada una de esas palabras que están ahí entretejidas parecen ser de quien solamente supo mentirte y ahora mientes tú. Mientes mirandote a tu propia cara, sin poder esquivar tus ojos y ahora te duele. Y ahora te duele que el mentiroso seas tú, que aquél que perdió la dignidad está frente a ti, frente a tu reflejo, en tu espejo delante de tus propios ojos. Y te mirás directo y te aborreces. Y piensas, entre la pena y la rabia, todo aquello en lo que te convertiste luego de quien sabe que cosas que te hizo la vida. Y eres un mentiroso, nada más que un mentiroso.

O tal vez no, pero aun no te das cuenta.

Aun no te das cuenta, que el que miente no es el de antes, porque ese es el que serás cuando pienses que el mentiroso es el que ahora que sufré y reniega de todo lo que tendrá algún sentido mañana.

Ha pasado mucho tiempo.
















Vaya que ha pasado, vaya que han pasado cosas. Vaya uno a saber por qué es que realmente he escrito menos y no la simple excusa que dice es por el tema del cambio de e-mail. Vaya uno a saber por qué las cosas paraceen tener ese ritmo, por qué la responsabilidad parece no existir, por qué los pájaros siempre andan por ahí tan felices, por qué las góndolas sólo son de Venecia. Vayan a pararle los golpes a los policías, los palabras absurdas a los políticos, las tristezas a los payasos y las células proliferadoras de cancer al cuerpo de aquel que se enferma sin siquiera saberlo. Vaya a calmar la manecilla del reloj que nos quiere dar la hora, vaya a detener el minutero, vaya a sostener el secundero, que es el más pesado. Vaya alguién a saber por qué el tiempo cae pesado como juicio. Vaya alguien a tratar de que el tiempo deje de escaparsele por los dedos y vaya luego a anotar la receta para que no la olvida y pronto me la envie por correo que es justo lo que necesito.

Vaya que ha pasado tiempo.