lunes, 21 de noviembre de 2011

Obsesión



Es que el otro día cuando caminé por las calles de Santiago en medio de la noche parece que el aire me animó a la hora de hacer sinapsis. Porque a estas horas de la noche las cosas siempre parecen ser diferentes. Porque estoy seguro que a esta hora es que te voy a mirar a los ojos y mi vida va a sufrir todos sus cambios.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sobre las dos.

Quizá el problema de las dos de la mañana es que el mundo se detiene. Las cosas a esta hora parecen andar más lento. Sólo los búhos mueven la cabeza. Y acaso los hombres pueden detenerse, no hay forma de parar la luz del pensamiento, que es la única más rápida que la velocidad de la luz. Y entonces, pienso, ¿La mente tiene ruedas?
Ay!, que acaso el corazón es quien se nos escapa y se cambia de lugar y tentando a la muerte -que si sale del pecho, lo asecha-, se viste de invierno y hace una visita allá arriba, en tu cabeza.
Porque a las dos de la mañana, las cosas están más calmas y lo más que corren son los ríos que por designio divino no pueden dejar de luchar por llegar al mar y el pensamiento se disfraza de agua, aumentando su cause e inundando tu cabeza.

martes, 1 de noviembre de 2011

Temores paraverbales



A veces cuando escribo, temo que no se escuche mi tono, se siga mi ritmo, se contagie mi pulso, se sienta mi respiración.. al ser leído del otro lado.

Piedras y olas.


En el momento en que empiezas a sentir que ser tu es parte real de tu vida es cuando los otros están ahí, cuando realmente están ahí. Pero a su vez, cuando los sentimientos no son tan claros, cuando parece que la realidad que sientes es parte de un reflejo en el agua, entonces las cosas no son tan buenas como parecen. Porque aunque no todos los entiendan al final lo sentimientos no fueron hechos para ser meras olas en el charco tras tirar una piedra; lo que les toca es ser piedras y sino nubes, pero cosas reales que están y no que pasan a veces y así como así.-

I.


Extracto Donde viven los monstruos (película):
Había unos edificios.
Eran unos edificios muy altos. Y caminaban.
También había unos vampiros.
Uno de los vampiros mordió al edificio más alto, y se le rompieron los colmillos. Luego se le cayeron todos los dientes, y se echó a llorar.
Entonces, los demás vampiros le dijeron:
-¿Por qué estás llorando? ¿No son tus dientes de leche?
Y él dijo:
-No, son mis dientes de mayor.
Y los vampiros supieron que ya no podría volver a ser un vampiro, y le dejaron a un lado.
FIN