domingo, 2 de noviembre de 2014

No leo, respire.

La vida en realidad, siempre ha sabido darme justo lo que necesito. Y más allá de eso, de toda esa bullshit del aprendizaje, de lo difícil o, más bien, de los momentos difíciles como una fuente inagotable de aprendizaje, más allá de todo eso, la verdad es que la vida me tiene infinitamente rodeado de amor, de alegría, de energía, de buenas personas, de palabras sinceras, de honestidad, de momentos preciosos, de verdad, de sentido.

Porque puede ser que la vida sea agotadoramente difícil, pero es infinitamente más fuerte cada uno de esos momentos en que mi pecho de inunda.

Porque no necesito de 100happydays, si cada segundo contigo es precioso, si no importa que estemos a miles de kilómetros de distancia, cuando podemos estar juntos contándonos esos recuerdos que guardamos en nuestro corazón y que solamente pueden hablar de lo bonito que es todo lo nuestro. Por esas llamadas, por esas horas perdidas, ni tan cerca ni tan lejos con los viejos buenos amigos, de esos proyectos felices que siguen llegándote, de esas novedades que revuelven, pero en perspectiva dibujan sonrisas, de esos montones de likes que siempre me das, de esas llamadas en el momento preciso, de esas respuestas con sentido, de esa atención sincera, de esta vida que es vida, porque la vivo, porque está acá en la guata, en el pecho y poco poco poco en la cabeza.

Porque aunque esto no me suena, ni me compase, no necesita ser en realidad un bonito gesto cuando en verdad no es más que las letras de este momento en que no puedo más de la contentidad de abrirme los ojos a las nuevas posibilidades que me guardaba el Cosmos que me cocinó la vida y que como siempre, van siendo las indicadas cuando eres capaz de abrir los brazos, cerrar los ojos y sentir sentir sentir el aire llegándote, llenándote, llevándote a donde sea que te quiera llevar.

Escupos.

- Ábrete al mundo. Ábrete a las posibilidades que el Cosmos te tiene guardadas. Abre tu corazón, tu guata, tu pecho a lo que se cocinó para ti.

No hay nada que hacerle. No hay más que abrir las velas y dejar que al barco se lo lleve el viento. Que esa isla desconocida no va a dejar jamás de ser desconocida y si lo deja, qué lástima!




[La inspiración me atraganta y de verdad que no soy capaz de articular nada más]

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los versos me salen para ti.

Hace un tiempo que no escribo. Hace tiempo que no escribo acá de verdad. Y hoy, ahora, escribir es lo único que quiero hacer. Las letras rugen por salir de mis dedos, pienso en versos, miro en oraciones que se entrelazan, se repiten, bailan en el tiempo y quieren ir saliendo al papel, al computador, a este viejo blog.

Llegó otra noche de viernes, después de un día lindo, bueno, sencillo, real. Lo que más pudiera querer en este momento en verdá. Mi ambición es simple por estos días, es cierto. El día así mismo fue bien y estuve contento, sonreí auténticamente y disfruté de mis minutos más de una vez. Así que bien. Súper bien.

Sólo que me faltaba algo.

Ya al final del día me hacías falta. No te he llorado, no tengo pena, no me desvivo, no me ahogo, ni me muero. Nada de eso. Ninguna de las miles de angustias que otras noches si me han atacado. Hoy nada de eso me rodea. Sólo me haces falta. Te extraño. Me gustaría tenerte a mi lado, me gustaría poder vivir la vida al lado tuyo. Me gustaría haberte podido invitar al carrete al que todos iban, me gustaría que me hubieras animado a qué también fuéramos. O que te hubieras unido a mi flojera, a mi ganas de estar en la cama. Que me esperarás en la camita. Que regaloneáramos acostados, con las patitas haciéndose cariño para arrancar del frío, para darnos amor.

Me hubiera gustado que estuvieras acá. Me gustaría que no fueramos sólo verbo, sólo lenguaje. Que estuvieramos juntos en cuerpo y emociones también. Me hubiera gustado, llegar a echarnos, mirar el techo, con música de fondo, contándonos nuestro día. Encontrarnos en pequeñas risas, en la temperatura justa que sólo los dos logramos juntos.  A esos grados Celsius que mi cuerpo sólo conoce en tu cuerpo.

Porque te extraño, aunque cada día te siento conmigo. Porque te extraño, aunque eres -sigues siendo- mi sentido. Te amo, te extraño y tener pasajes me hace sentirme un poquito más cerca de todo. De ti, de nuestro amor, de nosotros juntos. Completamente juntos. Me hace sentir menos miedo, tener todas las cartas en la mesa, ya la jugada hecha, sin posibilidades de quedarnos pegados en el miedo, la duda, la ansiedad, la angustia.

Porque cada día que pasa estoy más seguro que la gracia del futuro es que sea incierto y que aun así seamos capaces de ponerle todos nuestros sueños, todas nuestras esperanzas. Mientra en el presente dejamos el amor, el amor y la fuerza. Las ganas de que todo resulte, de que no nos gané la falta de ese rincón que el uno entibia para el otro en la cama. Sino que seguiremos juntos. Más allá de todo el esfuerzo que eso requiera.

Porque te amo. Te amo sin falta. Sin condición, sin pausa, sin mímica alguna que pueda desarmar lo que sostenemos en el aire, sin espacio ni tiempo, sólo con nuestros anhelos de aquel futuro incierto que esconde los dibujos de esos que somos, con sólo unos meses más, con toda la ansiedad de una nueva primera vez, de aquel nuevo primer beso y del abrazo más más más grande del mundo en el segundo que descubramos que nuevamente estamos en cuerpo, parados el uno con el otro.

domingo, 24 de agosto de 2014

No sé ni qué es.

La verda no sé que escribir, me encantaría decir que todo es hermoso, pero hermoso era en realidad cuando tú estabas acá. Y tengo que ser sincero, aun me duele la cabeza, aunque ya hace horas que no lloro. No me he visto en el espejo, así que no puedo decir nada sobre mis ojos, que en realidad espero que ya no estén hinchados, pero no sé. Sólo sé que te extraño y que debería haber una forma de poder verte antes, de verte antes y dejar de pasarlo tan mal, por no estar a tu lado. Porque en verdad creo que yo sé que acá puedo seguir viviendo, va a ser difícil, pero sé que puedo, incluso podría llegar a tener buenos días, pero de un tiempo a éste, mi vida no tiene sentido si no es para compartirla contigo, y teniéndote tan lejos, se me hace más la pena que la alegría. Y la alegría finalmente sólo se reduce a querer estar contigo, escucharte al menos, escucharte un poco, ver tus ojitos y sentirte un poco más cerca, ahora que estás tan lejos.

Confesión

Es cierto que debería aprovechar de escribir más. Y también es cierto que no debería estar únicamente esos textos feos, ni que sean los últimos. No es justo.

sábado, 23 de agosto de 2014

-no vale ni la pena leerlo-

Quizá soy mejor escribiendo pura mierda y mejor cuando queda en un lugar con sentido. Que no sea en un word de mierda que no tiene ni razón de ser, por lo menos que quede en algo que podría leer alguien, en alguna libreta para escribir mierdas, un libro para desahogarme o un proyecto de escrito de algo. Pero escribir por escribir, por desahogar la mierda que tengo dentro no sirve en sí mismo de nada.

Hoy se supone que había sido un buen día, creo que hasta podía decir que lo había pasado bien. Todo debía seguir así. Pero se fue a la mierda, a la mierda y no sé ni dónde cresta estoy parado ahora. Esta sensación que no sé si es pena o rabia. Que no se qué shusha es. Sólo sé que me siento mal, que me siento hueón, que siento que soy un fiasco, que no sé que mierda hacer, que no tiene ningún sentido y que al final, qué shusha hago entonces tratando de hacer algo.

No entiendo ni siquiera bien lo que pasó. Sólo sé que de un momento a otro, pareciera que no soy capaz de estar en ninguna parte, de estar con nadie, de ayudar a nadie, de ser compañía de nadie y me fui a la mierda, al aislamiento absoluto en que sólo he estado pensando en mi o mirándome el puto ombligo. El ombligo y sin darme cuenta.

Pareciera que hubiera estado ensimismado todo este tiempo. Sólo me doy cuenta que queda la cagá alrededor mío cuando la queda y que parece que sólo estoy siendo una mierda dentro de esa mierda, de un mar de mierda.

Y me hundo. Me hundo, me hundo, me hundo.

Me hundo en rabia, en pena, en frustración, en dejar todo inconcluso, en no querer hablar, no ser capaz de decir nada e intentar y ser un idiota, y ni siquiera así sentirme menos idiota. Porque a final de cuentas todo lo que haga no es más que no poder dar abasto a nadie y darme cuenta que parece que hasta querer darme un tiempo, un respiro o lo que sea que fuera la hueá que se suponía que era el no querer hablar un rato, nada más, para llorar, para botar y luego empezar a levantarme y tener días como lo que se suponía que sería hoy... parece que todo eso es sólo una mierda más.

Pero ya no sé. Y no soy capaz de nada, ni decidir irme, ni decidir mandar todo a la mierda. Ni la oportunidad de tener pena, llorar y patalear ahora puedo darme. Y el día se hace noche y la noche se me va a hacer eterna, eterna en tener este puto nudo en la garganta, estas putas lagrimas trabajadas que me arden en los ojos, esta puta sensación de que todo lo que he hecho, hago y haré es una mierda, porque en verdá todo es tan injusto, tan tan tan injusto, que no hay ninguna puta hueá que resuelva nada, ni que vaya a servir de nada. Y se va todo a la mierda, y nada vale y entonces no sé para qué shusha, para qué shusha, para qué shusha estoy aquí.

Para qué shusha estoy aquí, aquí mismo donde la noche se me hace eterna.

jueves, 21 de agosto de 2014

En verdá que hace tiempo que no escribo y la verdá es que no hay mucho que quiero escribir. Ahora menos. Es un día fome y una paja incluso no poder irse a dormir y que ya sea mañana. Lo único bueno de hoy ha sido poder hablar contigo, verte y ver tus ojitos al menos unos minutos. Porque de quererte, acá te sigo amando. Aburrido y todo, te sigo amando.

miércoles, 9 de abril de 2014

Sobre escribir (y una excusa nada más)

Me gustaría escribir más. Cada cierto rato de hecho, genero algunas teorías de porqué no escribo, de cuándo escribo, que de qué escribo, de dónde escribo, que en qué me quedo, de etcétera, que etcétera.
El rollo es que finalmente no resuelvo nada.
He pensado que debería robarme historias, que debería obligarme a escribir, que quizá no tengo tiempo, y que no hay tiempo, que el tiempo en verdad no es tiempo, que sólo lo hago cuando no hay tiempo, que en realidad la culpa es de las historias, que no sé escribir historias, que debería inventar, que tal vez con esquemas, que anoto las ideas que me llegan por ahí para que no se pierdan, que lo que sea, que de mi vida, que cuentos, que no escribo largo, si no que corto, que demasiado corto, que lo intento mal, que lo intento poco, que debería ser más constante, que rápido, que lento, que no se trata de eso, ni de lo otro, pero de esto tampoco y al final sólo escribo y no escribo, y nada tiene más que eso sentido.

domingo, 9 de marzo de 2014

Revelación

Hay tantas cosas que deberían estar acá escritas. Hay tantas historias dignas. Hay tanto tanto que no aparece por acá y sólo cuando el silencio se vuelve más denso es aparece.

domingo, 9 de febrero de 2014

Volví a escribir.

En general no es como que me guste pensar por qué dejo de escribir. No me gusta. Pero por lo general también siempre termino pensando cuando reparo en ello. Esta vez me lo recordaron más de lo normal de hecho y aunque aun no llego a una conclusión, al menos aquí ya me encuentro soltando un poco los dedos, dejándolos solos.

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Pasado mañana o algo así que no voy a calcular porque no me interesa eso ahora, me voy. Y cuando digo me voy, termina siendo un poco más de verdá y un poco también de mentira. La verdad es que me voy de Chile por unos días, salimos de vacaciones, aunque el regreso en verdá tendrá que ser luego. La mentira es que no me voy, sino más que me vengo a mi mismo un poco o al menos eso intento. Me vengo a mirar, a pararme a mirar las aguas. A pararme a mirar el mar.

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Hoy día fue un día un poco extraño. Extraño por el tiempo o el tiempo que se descompone en los días que son un poco eztraños. Y no estoy hablando de la velocidad que es más común de lo que se podría pensar, el hecho de que el tiempo se ponga a trotar, correr y a veces, arrastrar los pies. Ectraño del tiempo en que se estaba, de aquí y de allá, siempre en presente, pero un presente a veces pretérito, otras futurístico y otras sencillamente del pretérito en el futuro del presente real. Hoy día fue un día de tiempo ektraño.