martes, 24 de diciembre de 2013

Al cierre de otro capítulo

Lo he pensado un poco. Menos de lo normal, porque en verdá siempre he sido mucho de darle vueltas y vueltas a todo, en virtud del año que se cierra. Este año fue menos caldo de cabeza, pero igual salieron algunos humos volando por ahí.

El dos mil treces lo recordaré sobretodo porque fue difícil. Un año de jugársela un poco, de querer crecer otro y de luchar bastante. Todavía queda y aunque las vacaciones llegaron hace ya algunas semanas, el cansancio me sigue en la espalda. Para ser sincero, incluso aun tengo algunas penas que me dan vueltas por ahí. Pero en virtud de los días que pasan y lo que he vivido ahora último, no puedo no llegar a la conclusión de que da lo mismo todo lo terrible. Ya queda algo así como una semana del dos mil treces y cuando se vaya, ya no quedará nada de lo malo, pero si pasará con nosotros todo lo bueno que hubo este año. Y con eso no puedo estar más feliz. Agradezco a la vida y al cosmos por todo lo bonito que me regaló este año. Siendo breve, agradezco todo el aprendizaje, toda la fuerza y motivación que gané; y sobretodo agradezco por todas las hermosas personas que me llevo. Personas con las que este año aprendí la gran lección de que por más que estén a miles de kilómetros de distancia, cuando los sentimientos son de verdad, nadie puede alejar. Doy gracias por mis amigos, por mi familia y por mi polola, porque aunque aun no está terminada, poco a poco y a punta se sacás de cresta, voy terminando el proceso de la universidad, pero cada vez con más calma, porque este año aprendí que -como todo en la vida- no algo que termina y deja todo atrás, sino que es algo de donde saqué mucho y me quedos con hartos más, con hartos más que me apoyan, me quieren y ya son parte sencillamente de lo que es mi vida. Feliz navidad, feliz dos mil trece y feliz de poder seguir viviendo más allá de las dificultades en los miles de regalos que me entrega el universo.

domingo, 1 de diciembre de 2013

-nohaytítuloposible-

Obvio que no debería estar haciendo esto. Obvio que no debería ponerme a escribir cuando hay tanto que estudiar. Cuando en verdá la vida entera debería estudiarla y en realidad tengo sólo un par de días más. Pero qué más da. Si al final, tengo que ser sincero, ser sincero conmigo mismo. No sé cómo vayan a terminar las cosas, siempre todo es cuesta arriba y ahora sí que está empinado. Pero vamos!, que no nos rendiremos. Que la pena está, pero no inmovilizará a nadie. Que vamos!, porque nadie podrá decir que no luche hasta el final, pase lo que pase. Y porque tenía que escribir aquí, porque más allá de si soy profesor, si tengo título, si hago postgrado o un montón de cursilerías tontas que no importan de nada sino más que para alardear, hoy estoy más seguro que nunca, que tengo a las mejores personas a mi alrededor. Que de pena jamás me voy a morir, porque es demasiado el amor con el que me he rodeado, demasiado el amor que he sabido cultivar a mi alrededor. Y lo agradezco. Lo agradezco más que nada a todo el cosmos, a Dios y a los ángeles. Lo agradezco, porque no tendría porque tenerlo. Pero está ahí, está ahí siempre y no sabe de distancias, ni dificultades. Simplemente está ahí.