domingo, 10 de noviembre de 2013

Carta

*Rescatado del papel

No voy a pensarlo mucho. A final de cuentas ya es suficientemente raro escribir esta carta. Y no sé. A pasado harto tiempo. No es como cuando llegó la muerte. y es seguro, no es tampoco el mismo sentimiento. Ahora la ausencia física es la constante y la pena ya no es desangrante. El tiempo pasó, se cicatrizaron -un poco al menos- las cosas y al final, lo que se siente ahora es más bien por la falta. El problema es el no verte, no oírte, no tocarte. No poder sentir que estás, porque siendo concretos, ya no estás. No estás y ese es el problema...
Me cuesta entonces un poco eso. No tenerte. No saber que dirías de mi si estuvieras hoy en día. No poder pedirte consejo. El problema es el sólo contar contigo desde dentro, desde ese abrazo; pero no, en verdad, no contar contigo en la vida. Porque a eso, ya no perteneces.
Y entonces, yo sigo aquí, sin ti, teniendo que prescindirte, a olvidarte, pero sin querer perder tu recuerdo. Ese que es sólo mio y no es más que eso. Mi recuerdo. Eres un recuerdo que no sirve para vivir. Sólo está allá dentro, guardado entre las costillas. Para mi. No para vivir. Para cuando me detengo, porque al final a veces yo también me canso de la vida, de esa vida que tú ya dejaste.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Desde aquí.

Quiero escribirlo. Soy un hombre profundamente afortunado. Afortunado de la vida que se hace día a día a mi alrededor. Soy un hombre afortunado de la vida que he ido construyendo conmigo y con los míos. Soy un hombre infinitamente feliz y afortunado. Soy un hombre profundamente bendecido. Soy un hombre profundamente afortunado porque he tenido la posibilidad de vivir la vida amando a fondo, con todas mis ganas y que la gente valoré aquello, que sienta mi amor y desde ese lugar me valore. Soy un hombre enteramente feliz porque he podido ir construyendo mi vida en el amor, entregándolo al resto y rodeándome de él. Soy un hombre infinitamente feliz, porque mi vida no es más ni menos que todas esas personas que se me cruzan, que intento tratar con la toda la dignidad y cariño que se merece un ser humano, y porque a partir de eso, he recibido maravillas día a día.
Gracias Dios, gracias cosmos, gracias vida. Gracias gracias gracias.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Algo más.

Y es que sólo es extraño todo, porque quiero aclarar que las depresiones en estas fechas siempre eran en evaluación, un poco de mirar atrás, de siempre sentir que se podía hacer mejor y de creer que no habíamos sido capaces de hacerlo bien, de darlo todo, y ahí es que tal vez, por lo mismo, este año todo venía distinto, porque esta vez, al parecer, sentíamos que todo iba mejor, que las cosas no eran fáciles, no, sin duda que no, pero que, ¡vamos!, sabíamos que había que llevarlas hacía adelante y, darle y darle, que así es la vida y al final ya no hay de otra, y está bien, pero parece que eso no es tan sólo y esta vez, esta vez va para el otro lado, va hacia adelante, al proyecto, al plan, al futuro y más allá de uno, hacia los otros o más bien desde los otros, porque aunque me duela decirlo, parece que el hogar tiene poco de hogar, si no es que en las cuatro paredes de mi habitación, esa misma que ahora tiene la puerta cerrada, esa misma puerta que cerré apenas terminé la conversación y donde me quedé solo, para estar solo y sentirme conmigo, conmigo donde pudiera sentirme como en casa, donde pudiera sentirme mejor, donde pudiera sentirme resguardado y donde, ese donde que no es ningún otro lugar de este departamento que ya lleva años haciendo registro en mi vida, pero que parece que ahora es otro donde, un donde que está lejos, que me desconoce, que me aleja y que tal vez, también no es la construcción, si no es que más bien las personas, pero así sólo duele más, y así sólo te quieres quedar más solo y tal vez, porque así te sientes, porque tu donde, ya no es tu donde, sino el donde de aquellos con los que compartías todo antes y ahora parece que incomodas, porque eres un extraño, un ajeno, alguien que ya no es parte de ese lugar, y ahí es donde viene el futuro, viene el para adelante, porque si tenemos que ahora parece que ya no es ahí, que ya no será más ahí, entonces, ¿dónde?

Pre-cumpleaños.

Había pasado demasiado desapercibido. Era bastante difícil pensar que después de años de recurrentes depresiones pre-cumpleaños, este año sería distinto. Pero igual lo había pensado. Había creído que habíamos crecido un poco, que tal vez lo bueno y lo malo este año fue mucho o distinto, y sencillamente ya no necesitábamos lamentarnos y cocer cabezas en la previa.
Pero otra vez no fue así.

Ya habíamos guardado esa rabia muchas veces tal vez. No lo sé bien. No obstante, hoy sencillamente salió y dijo todo lo que tenía que decir. Porque me hervía la sangre de que no fueran capaces de decirme las cosas a la cara. Nunca, nunca.. nunca he entendido el miedo que tiene mi familia por la verdad. Acaso es muy difícil enfrentar las cosas, hablar con la frente en alto, mirar a los ojos. Sinceramente no lo entiendo.
Y esta vez era un poco de eso mismo, y no pude contenerme. No pude no decir. Estalló todo.

Aunque, sin duda, más allá de todo, lo que más me duele es el desdeseo. Y desdeseo es la palabra que tal vez creo para aquella oscuridad que percibo ahora. El desdeseo de los otros. El desdeseo, ser una molestia para el resto, ser quien entorpece. Me siento un incidente que quiere hacerse parte, pero al cual finalmente parece que no le corresponde, porque cualquier acción que realice finalmente incomoda.
Y ya no sé qué hacer.

Porque inevitablemente los segundos corren, las horas pasan y el día llegará por si solo. Y si es que en un principio la idea era estar en el hogar, porque ahí es donde debíamos sentirnos mejor; ahora parece que mejor salir de ahí todo lo que se puede. Aunque no se puede muy en la realidad. Y sencillamente, ya no sé qué hacer.

Aunque a lo mejor esta vez, simplemente nada y que nada diga por ti, todo lo que te corresponde.