lunes, 13 de mayo de 2013

Has vuelto.

No quiero asumirlo, pero es miedo. Nuevamente es miedo lo que me inmoviliza. Qué shusha es lo que tengo que hacer? Saber que no puedo más que decir lo que estás 5 lineas que me van a salir, tampoco hace las cosas muy amables. Pero vamos!, que si no es miedo, es el no atreverse y eso al final, es miedo, sólo miedo. Miedo a esto, miedo al otro, miedo por aquí y miedo por allá. Ese miedo que siempre siempre logra inmovilizarme y que debiera poner en otras manos mejor para ver si de esa forma, con el corazón más tranquilo y el cuerpo tirado a la fe, soy de una vez por todas más valiente y me doy la oportunidad.

Porlomenossiempreestaréparati

Me carga en el fondo esa sensación de impotencia. Qué es lo que puedo hacer? Qué es lo que tengo que hacer? Porque si es que ya no me quedan más palabras al menos sé que en el fondo de mi alma aun pido y pido que llegue luz para que te ilumine y los ángeles de una vez por todas te saquen de esa situación de mierda y te lleven a un lugar donde sola o con mi compañía, si te parece, puedas respirar al fin en calma.

domingo, 12 de mayo de 2013

Tendré que aprender.

Pensaba un poco en la vida que quiero. En mi cabeza daba sobretodo vueltas el como sería bonito vivir. Que lindo el andar por ahí, sin más.. el ser. Sólo ser. Así no más.
Pensaba en el hacer y sin ambiciones.
Lo triste es que parece que en general yo no soy de esos. Como que me cuesta andar sin ambiciones. Quizá en el fondo soy demasiado ordenado o es que la ciencia en realidad es un poco dueña de mi vida y más de lo que creo. Pero no sé.
Sólo pensaba un poco en lo bonito del hacer sin ambiciones y dejar que las cosas fueran, se dieran. SIERAN.
Porque pretendo algún día dejar de ser tan inseguro como para filtrar y resguardar todo lo que hago. O tal vez que es que tengo que alejarme un poco del orgullo y de querer que todo me salga cercano a algo, sino perfecto. Porque la gracia parece ser más en que las cosas me salgan y que como siempre digo, los dedos escupan lo que tienen, así sin más. Porque en el fondo de mi corazón parece que sé que hasta ahora ni siquiera cuando escribo puedo hacerlo sin ambiciones o sin pretender nada en realidad y que verdaderamente después me guste. Porque siempre siempre me estoy exigiendo o exigiéndole algo a todo y al final nada salé así no más, como un suspiro, como algo que nace de la nada, sin esperar nada, sin ambiciones y finamente siendo y disfrutando de lo que es.

viernes, 3 de mayo de 2013

Era.-

Y llega ese momento en que te toca caminar en una noche fría de otoño de vuelta a tu casa. Los audífonos siguen en la mochila, porque la batería se acabó y ya no se puede ni oír algo. Te quedas ahí entonces y te toca caminar. Simplemente caminar y ir acompañado por tus pensamientos.
Y esos pensamientos que ya venían haciendo estragos se ahogan y desahogan en el murmullo constante de esa vieja canción. Y todo se torna en lo mismo. Desde el frío de la noche, los pasos tenues que vas dando, la canción que murmuras a cada momento como un pequeño secreto muy rítmico, la mirada perdida en el infinito y que de vez en cuando se mueve para ver lo que lo rodea, el recuerdo de las monjas que se aparecerán tras la puerta del monasterio, el más pequeño de los tres perros que decide ladrarte porque pasan por ahí con ese ánimo que a él no le huele bien, el motociclista que hablaba por el altavoz del teléfono, esa conversación eterna y culpatoria que tuviste hace sólo unos minutos, las lágrimas que aun guarda tu hombro y que únicamente te siguen llenando de dudas... todo. Todo se vuelve lo mismo y es la pregunta. Es una pregunta, aquel tópico de la película, aquella columna vertebral que está y a la vez desarma tu cuerpo por esta noche y esta caminata. Porque al teléfono se le ocurrió quedar sin batería y ni siquiera tuviste la suerte de poder estar acompañado de la música y escapado del único compás que hacen tus pensamientos retumbando en el mundo. Todo tus pensamientos retumbando en todo el mundo a un único pensamiento en tú único mundo.
Ahora me pregunto, ¿hasta que punto ha de sentirse para que me revuelvan más que la guata, la cabeza, el pecho y aun más?
Porque la ausencia no era nada, si es que además no podía acudir a nadie para preguntar si es que en realidad no estaba siendo demasiado egoísta y es que tal vez, no estaba bien buscar alguna vez cuidarse, no por no querer estar, sino por también mirarse un poco uno y entender que había que saber responder en su propia dimensión. Porque lo que es al menos yo, siempre trató de pedirle fruta a cada árbol, pero jamás manzanas al naranjo y también a lo largo de todo el año.