domingo, 3 de julio de 2011

Casualidad de ti y del cielo

Parece que el mundo está
queriendo que me de cuenta.
¿Hasta cuándo tendré para desolidificar mi corazón?

Está duro como piedra,
ni el tiempo ni yo
supimos cuidarlo.

Pero acá viene el cielo,
el cielo se está cayendo,
no son meteoritos, ni estrellas fugaces.
Es algo mejor.

-¿Vienes tú?

Eso parece, ahí parece que vienes.
Vienes alegre, vienes cantando,
vienes jugando a ser persona y olvidando que no lo eres, no.

Ahí vienes,
lo traes contigo.
Traes contigo todo ese saco de casualidades.
¡Qué tontos somos nosotros que así las llamamos!

Ay, qué casualidad
es encontrarte.
Qué casualidad es
que aparescas con tu rostro
en otros rostros.

Dime, ¿por qué juegas?
Dime, ¿cómo juegas?

Acaso yo tengo que darme
cuenta por mi mismo.

El cielo está cayendo,
el cielo ha caido
del cielo.

Desde el cielo siento tus ojos,
siento tu aroma,
siento tus manos
y rio,

rio de ver
tus casualidades.