domingo, 9 de febrero de 2014

Volví a escribir.

En general no es como que me guste pensar por qué dejo de escribir. No me gusta. Pero por lo general también siempre termino pensando cuando reparo en ello. Esta vez me lo recordaron más de lo normal de hecho y aunque aun no llego a una conclusión, al menos aquí ya me encuentro soltando un poco los dedos, dejándolos solos.

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Pasado mañana o algo así que no voy a calcular porque no me interesa eso ahora, me voy. Y cuando digo me voy, termina siendo un poco más de verdá y un poco también de mentira. La verdad es que me voy de Chile por unos días, salimos de vacaciones, aunque el regreso en verdá tendrá que ser luego. La mentira es que no me voy, sino más que me vengo a mi mismo un poco o al menos eso intento. Me vengo a mirar, a pararme a mirar las aguas. A pararme a mirar el mar.

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Hoy día fue un día un poco extraño. Extraño por el tiempo o el tiempo que se descompone en los días que son un poco eztraños. Y no estoy hablando de la velocidad que es más común de lo que se podría pensar, el hecho de que el tiempo se ponga a trotar, correr y a veces, arrastrar los pies. Ectraño del tiempo en que se estaba, de aquí y de allá, siempre en presente, pero un presente a veces pretérito, otras futurístico y otras sencillamente del pretérito en el futuro del presente real. Hoy día fue un día de tiempo ektraño.