sábado, 6 de septiembre de 2014

Los versos me salen para ti.

Hace un tiempo que no escribo. Hace tiempo que no escribo acá de verdad. Y hoy, ahora, escribir es lo único que quiero hacer. Las letras rugen por salir de mis dedos, pienso en versos, miro en oraciones que se entrelazan, se repiten, bailan en el tiempo y quieren ir saliendo al papel, al computador, a este viejo blog.

Llegó otra noche de viernes, después de un día lindo, bueno, sencillo, real. Lo que más pudiera querer en este momento en verdá. Mi ambición es simple por estos días, es cierto. El día así mismo fue bien y estuve contento, sonreí auténticamente y disfruté de mis minutos más de una vez. Así que bien. Súper bien.

Sólo que me faltaba algo.

Ya al final del día me hacías falta. No te he llorado, no tengo pena, no me desvivo, no me ahogo, ni me muero. Nada de eso. Ninguna de las miles de angustias que otras noches si me han atacado. Hoy nada de eso me rodea. Sólo me haces falta. Te extraño. Me gustaría tenerte a mi lado, me gustaría poder vivir la vida al lado tuyo. Me gustaría haberte podido invitar al carrete al que todos iban, me gustaría que me hubieras animado a qué también fuéramos. O que te hubieras unido a mi flojera, a mi ganas de estar en la cama. Que me esperarás en la camita. Que regaloneáramos acostados, con las patitas haciéndose cariño para arrancar del frío, para darnos amor.

Me hubiera gustado que estuvieras acá. Me gustaría que no fueramos sólo verbo, sólo lenguaje. Que estuvieramos juntos en cuerpo y emociones también. Me hubiera gustado, llegar a echarnos, mirar el techo, con música de fondo, contándonos nuestro día. Encontrarnos en pequeñas risas, en la temperatura justa que sólo los dos logramos juntos.  A esos grados Celsius que mi cuerpo sólo conoce en tu cuerpo.

Porque te extraño, aunque cada día te siento conmigo. Porque te extraño, aunque eres -sigues siendo- mi sentido. Te amo, te extraño y tener pasajes me hace sentirme un poquito más cerca de todo. De ti, de nuestro amor, de nosotros juntos. Completamente juntos. Me hace sentir menos miedo, tener todas las cartas en la mesa, ya la jugada hecha, sin posibilidades de quedarnos pegados en el miedo, la duda, la ansiedad, la angustia.

Porque cada día que pasa estoy más seguro que la gracia del futuro es que sea incierto y que aun así seamos capaces de ponerle todos nuestros sueños, todas nuestras esperanzas. Mientra en el presente dejamos el amor, el amor y la fuerza. Las ganas de que todo resulte, de que no nos gané la falta de ese rincón que el uno entibia para el otro en la cama. Sino que seguiremos juntos. Más allá de todo el esfuerzo que eso requiera.

Porque te amo. Te amo sin falta. Sin condición, sin pausa, sin mímica alguna que pueda desarmar lo que sostenemos en el aire, sin espacio ni tiempo, sólo con nuestros anhelos de aquel futuro incierto que esconde los dibujos de esos que somos, con sólo unos meses más, con toda la ansiedad de una nueva primera vez, de aquel nuevo primer beso y del abrazo más más más grande del mundo en el segundo que descubramos que nuevamente estamos en cuerpo, parados el uno con el otro.