viernes, 31 de agosto de 2012

Ustedes dos.

El viernes no había nadado entre agua estancada. Digamos que había sido aguado. Porque para ser sincero, ver televisión todo el día no tiene ninguna gracia.
Por lo mismo, tal vez, los esperé casi todo el día.
Llegaron y las cosas parecieron mejorar. A final de cuentas, salir con ustedes, tomarnos un helado, que me gaste la mitad de todo mi dinero y que nos hayan querido encerrar en una tienda.. no suma ni resta, sino que tan sólo dibuja. Dibuja una sonrisa, porque no necesito más. No necesito ni grandes cenas, ni semiformalidad, ni paseos rimbombantes, ni cruceros, jets privados o lo que se les quiera ocurrir; si con ir juntos a tomarnos un helado, ya me arregla el día.-

domingo, 26 de agosto de 2012

Te me perdiste en el mar?

---

Te me perdiste
en el mar?

A veces más bien creo
que fui yo
quien se perdió,

el que hace un tiempo
salió a dar vueltas por los océanos.

No lo sé, no lo sé.

No sé ni bien
dónde está el horizonte.
No sé ni bien
quién espera a quién.

A dónde
tengo que mirar?
Hacia dónde
está nuestro horizonte?

Me pregunto: dónde
están tus ojos?

Tal vez,
nunca he salido de la isla.
No he podido sacar los pies de la tierra,
lanzarme al agua,
correr riesgos
ni fluir.

Sub-

El problema es que estoy confundido. Confundido con todo. Llega a ser tanta mi confusión que no logro incluso ni tener claro que es lo que no entiendo. ¿Extraño, no?

Es como bucear en las profundidades, bien hondo, donde la luz se funde, donde el mar se pone más denso.

Da igual. Somos valientes! No nos queda más que esperar un rato a ver si llega un submarino y nos ilumina el entorno o tal vez -y mejor-, se nos acostumbran los ojos, vemos un poco más claro y descubrimos hacia donde está la superficie.

Cuánto cuesta pararse a mirar el mar?


Los ojos se van y vienen;
algo está oculto.
Aun así las pupilas no saben,
no saben guardar el secreto.

Hasta dónde llegará la espuma?
Cuándo se cansarán las olas?
Podré olvidar tu olor a sal?
Tal vez deba mirar el mar.

De luces azules y verdeazuladas.
De destellos de olas en las rocas.
De esa coqueta bruma marina.
Cuánto habrá que esperar?

Tu sal, tu ritmo, tu ir y venir
me condenan, me condeno
qué esperas, qué quieres?
Soy tu buzo, tu clavadista, tu marinero.

Tal vez no, más no vale.
Sigo aquí con la cabeza gacha
con los ojos cerrados sigo aquí
sigo aquí, al menos sintiendo tu brisa.

Y entonces qué pasa?
Veo con los ojos cerrados?
Miro y te comienzas a teñir.

---
*Rescatado de un cuaderno tirado por ahí. Creo que ni yo estoy muy seguro de qué es, ¿alguna ayuda?