
Y es que más allá de que no sé como explicarlo, es obvio que tengo pena, es cierto que cada vez que me acuerdo del tema me baja la angustía y es obvio que ando sensible. Porque vamos, no es normal ponerse a llorar en la cocina o acordarse con cada cosa que se nos pasa frente a la nariz.
Y es que vamos que me sorprende cuanto puede llegar a pesar.
Porque seamos sinceros, aunque digamos adios y entreguemos nuestros mejores deseos, aunque lo guardemos por siempre muy dentro de nuestro corazón, aunque la felicidad siga estando allí y más aun en el recuerdo, la pena es algo que no se irá tan pronto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario