
Tengo que estudiar. He estado más estudioso, más responsable. Pero no hay ánimo. Creo que estoy algo decepcionado. Decepcionado de que la gente esté acostumbrada a mirarse el ombligo; de que a todos se les olvide que hay un otro, que hay más que un otros, unos otros y mucho más. Estoy algo triste, sino es que acongojado, porque a veces aunque creo que el mundo puede salvarse, que hay algo de fe, que la vida puede sentirme así de profundo... a veces, las luces se atenuan y el cuerpo simplemente cae, se deja llevar por la gravedad hasta posarse sobre el colchón de la cama, sucumbiendo, aun sigue cayendo. Y se va y se queda el alma, se suspende y aparecen los suspiros y los suspiros, esos que anhelan que los ángeles vengan y le tarareen una canción de cuna, mientras el cielo, sobre sus ojos, corre conversandole a las nubes sobre la eternidad de los páramos de trigo del sur del sur del mundo.
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