lunes, 16 de mayo de 2016

Con el corazón. Contigo.

Amarte fue el pecado, pero yo hace rato había decidido vivir con el corazón en la mano. Sentir con la guata y sangrar si es necesario.
Algunos dirán que apagas luces, pero la verdad es que prendes todo dentro de mi cuerpo, en mi alma y desde tus ojos a los míos. Es que hay sabios que no saben de amor y se les inunda la sapiencia... se les inunda la cabeza, la melena, el seso. Porque de las manos de puede caminar mirando juntos por delante, susurrándose al oído y acompañando a las batallas. La revolución no es sólo esa que se da a rostro cubierto en las calles, marchando o lanzando piedras. La revolución no es sólo la búsqueda incansable de la ruptura de un sistema, de su destrucción. Revoluciones son las que hacemos en la cama, las que hacemos mano a mano, son los secretos que nos contamos, el pequeño mundo que vamos sembrando juntos y los sueños que sabemos cuidarnos y alimentarnos, es la compañía, el desasosiego por el otro, la tempestad de las peleas y el fulgor de los reencuentros, la construcción de un horizonte nuevo hacia donde caminar, de una casa nueva que formar, de una vida nueva para una sociedad nueva.
Porque sí, amarte fue pecado, pero pecado en cuanto a que contigo, me creo capaz de cambiar el mundo, de viajar nuevas aventuras y luchar contra cualquier molino disfrazado de gigante, de poderoso, de deshumano.

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